Los funcionarios y empleados públicos somos trabajadores privilegiados. Existen pocas profesiones más satisfactorias que servir a los conciudadanos. Nos sentimos orgullosos de ello, creemos en el valor de lo público como habilitador de la cohesión social y nos sentimos partícipes directos en la construcción diaria del Estado del Bienestar.
Se nos tacha de ineficientes y de anquilosados; como dijo Larra “así está establecido; así se ha hecho hasta aquí; así lo seguiremos haciendo”. Vivimos en un eterno retorno, en un continuo “Día de la Marmota”. Es hora de despertar, y los profesionales de la función pública, rompiendo las barreras de cuerpos y la cultura de siglos, somos la clave para activar la alarma del reloj.
Somos funcionarios, empleados públicos, servidores de la ciudadanía, sí, lo somos y nos sentimos orgullosos de ello. En contra de los falsos mitos sobre los funcionarios, sabemos hacer más cosas que darle palos al agua. Nunca jugamos al buscaminas ni al solitario, nos preocupa cuando vemos largas colas en cualquier ventanilla y nos gusta idear posibles soluciones. Somos funcionarios, sí, y no entramos por enchufe, sino superando duros procesos selectivos compitiendo con un buen número de opositores. Vale, sí, nos gusta el café, pero no más que a cualquier otro trabajador, no nos pasamos el día en la cafetería, no. Somos buenos trabajadores y no somos los únicos, la inmensa mayoría de mis compañeros lo son. De acuerdo, hay algunas ovejas negras, sí, como en cualquier otra empresa, pero hay mecanismos para castigarlas. Tenemos defectos, quizás no seamos los trabajadores más eficientes y competentes del mundo, pero intentamos mejorar. Somos servidores públicos, sí, y estamos del lado de los ciudadanos y ciudadanas, estamos para ayudarles, somos parte de ellos.
Un sector público de calidad es importante para nuestra vida cotidiana. El nacimiento de nuestros hijos y su educación, la planificación y diseño de los servicios esenciales y la obtención de los recursos que los mantienen, nuestra salud y la seguridad de nuestras calles, son realizadas por empleados públicos. Pero no podemos desarrollar estos servicios públicos solos. Necesitamos de una sociedad activa y un sector privado que nos ayude a encontrar las mejores soluciones a los nuevos retos económicos y sociales. Sólo en un escenario de confianza reforzada entre empleados públicos y sociedad será posible establecer esta colaboración y obtener todos los frutos posibles de la misma.
Y es que las necesidades de la sociedad actual son demasiado complejas como para ser satisfechas mediante servicios públicos diseñados y desarrollados únicamente por las Administraciones Públicas. No basta con que las Administraciones intenten automatizar los servicios públicos e incentivar el autoservicio a través de internet. El mayor impacto de la web estará en la mejora de los servicios mediante la transparencia, la participación y la colaboración, compartiendo conocimiento.
Las Administraciones Públicas deberían aprovechar la oportunidad que brinda la web social y reconstruir la relación no sólo con la ciudadanía, sino también con sus propios empleados públicos, abriendo las instituciones y proporcionando a los ciudadanos el poder necesario para que tengan un papel más activo en los servicios públicos. Como servidores públicos queremos que los ciudadanos comprendan totalmente todas las actividades emprendidas en su nombre. Creemos que los ciudadanos deben poder contribuir en las políticas públicas mientras son desarrolladas, puestas en práctica, y revisadas.
Queremos mantener una relación efectiva entre servidores públicos y ciudadanos, de forma que la ciudadanía esté activamente implicada en el diseño y provisión de los servicios públicos de largo alcance para aportar sus opiniones y con cada vez más poder de decisión. Queremos que toda la información de las Administraciones Públicas, desde los borradores normativos hasta la información presupuestaria sea de fácil acceso para los ciudadanos, que sea comprensible y reutilizable. Esto no es porque queramos reducir el papel de los Gobiernos de nuestras Administraciones, sino porque la colaboración abierta hará los servicios públicos mejores y mejorará la calidad en la toma de decisiones.
Sobre estos antecedentes, proponemos tres principios fundamentales para los servicios públicos:
- Transparencia: todas las organizaciones del sector público deberían ser ”transparentes por principio” y deberían proveer información pública clara y actualizada sobre todos los aspectos de sus actividades y procesos de decisión. También deberían existir mecanismos eficaces para que los ciudadanos pudieran destacar las áreas donde les gustaría ver una mayor transparencia. Al proporcionar la información, las organizaciones del sector público deberían hacerlo en formatos abiertos, estándares y reutilizables, con total respeto a aquella información que por razones de seguridad, privacidad o regulación específica deba quedar protegida. Debemos aspirar a una estricta equivalencia entre información pública e información online.
- Participación: las Administraciones Públicas deberían fomentar activamente la entrada de los ciudadanos en todas las actividades, desde la participación como usuario en la formación de los servicios, a la participación pública en la formulación de las políticas. Esta entrada debe ser pública para que otros ciudadanos puedan verla, debiendo las Administraciones dar sus respuestas públicamente. Para facilitar la participación efectiva de todos los ciudadanos que quieran hacerlo se deberían incorporar los mecanismos necesarios que eviten su monopolización por sólo una parte de la ciudadanía, así como otros usos que supongan su utilización como coartada o justificación para acciones que realmente no han nacido de procesos participativos. La capacidad para colaborar con la ciudadanía debe convertirse en la función principal de las Administraciones Públicas.
- Colaboración: las instituciones públicas tienen que actuar como plataformas para la creación de valor público. Las distintas Administraciones Públicas deben colaborar entre ellas de forma efectiva y real, creando canales de comunicación transparentes que fomenten la coproducción y el compañerismo en el desarrollo de las funciones de las distintas Administraciones. Sólo así se podrá aunar esfuerzos y aprovechar las sinergias para crear el mayor valor posible en la sociedad. Asimismo, los datos de la Administración deben ser puestos a disposición de modo que otros puedan reutilizarlos y crear valor añadido con facilidad. Las organizaciones públicas deberían permitir a todos los ciudadanos poder solucionar sus problemas por sí mismos proporcionándoles los instrumentos, habilidades y recursos, considerándoles los verdaderos propietarios de la información. Pero colaboración no significa abandono de la responsabilidad pública; hay que abrir los servicios públicos a la coproducción tanto con los ciudadanos, como con otras Administraciones y el sector privado, pero sin dejar los servicios públicos al libre albedrío de quien quiera proveerlos.
Reconocemos que la materialización de estos principios requerirá tiempo y recursos mientras los mecanismos de gobernanza son adaptados, pero creemos que ellos deberían estar en el centro de los esfuerzos para transformar las Administraciones Públicas. Los ciudadanos, e incluso los propios servidores públicos a título individual, ya están actuando sobre estas ideas y están transformando los servicios públicos “desde el exterior”, pero los Gobiernos de nuestras Administraciones deberían apoyar y acelerar este proceso.
Nosotros reclamamos a nuestros gobernantes la incorporación de estos principios a sus programas y proyectos de gobierno, garantizando que los ciudadanos disfrutarán de las ventajas de tener unas Administraciones Públicas transparentes, participativas y colaborativas cuanto antes.
En tanto nuestros gobernantes no impulsan este nuevo modelo de servicios públicos desde arriba, algunos servidores públicos hemos renunciado a quedarnos quietos. Poco a poco estamos contribuyendo al desarrollo de una nueva cultura organizativa, estamos destapando la necesidad de evolucionar, apostamos desde abajo por unos servicios públicos más transparentes, participativos y colaborativos. Con nuestra actuación diaria contribuimos a ello.
Nosotros conformamos la nueva generación de servidores públicos. Una generación que se identifica con nuevas formas de actuar. Somos la generación deFuncionarios Emprendedores, somos Funkzionatas, y estos son nuestros principios:
- Estamos convencidos de que la unidad básica de vida para nuestro trabajo no es el individuo, sino la colectividad. Los ciudadanos son nuestros mejores aliados, a quienes alentamos a expresar sus opiniones como parte integral del desarrollo continuo de la Administración. Juntos somos capaces de diseñar y prestar mejores servicios públicos.
- Creemos en el potencial de las Tecnologías de la Información como un medio de ampliar el alcance y efectividad de los servicios públicos. No se trata tan sólo de usarlas para hacer más con menos, sino de hacer mucho más con lo mismo.
- Trabajamos en grupo y si las estructuras no lo permiten lo buscaremos de otro modo, de cualquier modo. Elegimos compañeros dispuestos a colaborar y compartir conocimientos, incluso de otras Administraciones. No estamos organizados, pero queremos construir una red, forjando comunidades, nuevas formas de hablar y de trabajar. Queremos una administración en red.
- Tenemos un compromiso con el trabajo bien hecho, pasión por el trabajo bien hecho. Somos profesionales que queremos, necesitamos, sentirnos capaces. Desempeñamos nuestro trabajo lo más eficientemente posible teniendo en cuenta la rigidez de la Administración.
- Nos gusta la comunicación; elegimos conversar mejor que elaborar sobrios informes. Nuestros servicios se han separado demasiado del público al que servimos.
- Pediremos perdón antes que pedir permiso. Cometeremos errores, por supuesto, todos los humanos cometen errores, pero sólo así aprenderemos. Quien no hace nada nunca se equivoca.
- Nos comunicamos y conversamos por diversos canales, aprovechando los recursos de la web social. Porque las conversaciones son el terreno donde confluyen ideas y se forman alianzas. La conversación no es una distracción para nuestro trabajo, es el auténtico trabajo.
Tras muchos días de la marmota nos estamos despertando. Hemos comenzado a establecer lazos entre nosotros. Estamos participando, colaborando. No queremos esperar más. Estamos construyendo una nueva Administración desde sus cimientos, los ciudadanos y sus servidores públicos, nosotros. Los políticos han de ser también nuestros compañeros de viaje. Porque funcionarios, políticos y ciudadanos estamos todos en el mismo barco, todos tenemos el mismo objetivo: mejorar nuestra sociedad.